Sunday, August 19, 2007
Continuo poniéndome nerviosa minutos antes de encontrarme contigo en cualquiera de nuestros lugares de siempre. Todavía tengo esa sensación como de vértigo o baile interior de mariposas cuando te quedas mirándome mucho rato seguido. Los tópicos se agolpan, las palabras no sirven y por eso no escribo. Practicamos juntos el exorcismo de todos mis fantasmas (te diré al oído el secreto para que no nos molesten más). Una vez encontraste una canción para mí y yo tiempo después te ragalé una estrella. ¿En cuántas ocasiones hemos marcado el punto final? Los punto-y-seguido junto a los punto-y-aparte se han rebelado, han reunido sus escuadras y han vencido, una vez más, al todopoderoso punto final.
Wednesday, April 25, 2007
PUNTO FINAL
"Cuando nos conocimos, ella me dijo: “Te doy el punto final. Es un punto muy valioso, no lo pierdas. Consérvalo, para usarlo en el momento oportuno. Es lo mejor que puedo darte y lo hago porque me mereces confianza. Espero que no me defraudes.” Durante mucho tiempo, tuve el punto final en el bolsillo. Mezclado con las monedas, las briznas de tabaco y los fósforos, se ensuciaba un poco; además, éramos tan felices que pensé que nunca habría de usarlo. Entonces compré un estuche seguro y allí lo guardé. Los días transcurrían venturosos, al abrigo de la desilusión y del tedio. Por la mañana nos despertábamos alegres, dichosos de estar juntos; cada jornada se abría como un vasto mundo desconocido, lleno de sorpresas a descubrir. Las cosas familiares dejaron de serlo, recobraron la perdida frescura, y otras, como los parques y los lagos, se volvieron acogedoras, maternales. Recorríamos las calles observando cosas que los demás no veían y los aromas, los colores, las luces, el tiempo y el espacio eran más intensos. Nuestra percepción se había agudizado, como bajo los efectos de una poderosa droga. Pero no estábamos ebrios, sino sutiles y serenos, dotados de una rara capacidad para armonizar con el mundo. Teníamos con nuestros sentidos una singular melodía que respetaba el orden del exterior, sin sujetarse a él.
Con la felicidad, olvidé el estuche, o lo perdí, inadvertidamente. No puedo saberlo. Ahora que la dicha terminó, no encuentro el punto final por ningún lado. Esto crea conflictos y rencores suplementarios. “¿ Dónde lo guardaste? – me pregunta ella, indignada -. ¿ Qué esperas para usarlo? No demores más, de lo contrario, todo lo anterior perderá belleza y sentido.” Busco en los armarios, en los abrigos, en los cajones, en el forro de los sillones, debajo de la mesa y de la cama. Pero el punto no está; tampoco el estuche. Mi búsqueda se ha vuelto tensa, obsesiva. Es posible que lo haya extraviado en alguno de nuestros momentos felices. No está en la sala, ni en el dormitorio, ni en la chimenea. ¿ El gato se lo habrá comido?.
Su ausencia aumenta nuestra desdicha de manera dolorosa. En tanto el punto no aparezca, estamos encadenados el uno al otro, y esos eslabones están hechos de rencor, apatía, vergüenza y odio. Debemos conformarnos con seguir así, desechando la posibilidad de una nueva vida. Nuestras noches son penosas, compartiendo la misma habitación, donde el resquemor tiene la estatura de una pared y asfixia, como un vapor malsano. Tiñe los muebles, los armarios, los libros dispersos por el suelo. Discutimos por cualquier cosa, aunque los dos sabemos que, en el fondo, se trata de la desaparición del punto, del cual ella me responsabiliza. Creo que a veces sospecha que en realidad lo tengo, escondido, para vengarme de ella. “ No debí confiar en ti – se reprocha -. Debí imaginar que me traicionarías.”
Era un estuche de plata, largo, de los que antiguamente se usaban para guardar rapé. Lo compré en un mercado de artículos viejos. Me pareció el lugar más adecuado para guardarlo. El punto estaba allí, redondo, minúsculo, bien acomodado. Pero pasaron tantos años. Es posible que se extraviara durante una mudanza, o quizás alguien lo robó, pensando que era valioso.
Luego de buscarlo en vano casi todo el día, me voy de casa, para no encontrar su mirada de reproche, su voz de odio. Toda nuestra felicidad anterior ha desaparecido, y sería inútil pensar que volverá. Pero tampoco podemos separarnos. Ese punto huidizo nos liga, nos ata, nos llena de rencor y de fastidio, va devorando uno a uno los días anteriores, los que fueron hermosos.
Sólo espero que en algún momento aparezca, por azar, extraviado en un bolsillo, confundido con los otros objetos. Entonces será un gordo, enlutado, sucio y polvoriento punto final, a destiempo, como el que colocan los escritores noveles. "
Cristina Peri Rossi
"Cuando nos conocimos, ella me dijo: “Te doy el punto final. Es un punto muy valioso, no lo pierdas. Consérvalo, para usarlo en el momento oportuno. Es lo mejor que puedo darte y lo hago porque me mereces confianza. Espero que no me defraudes.” Durante mucho tiempo, tuve el punto final en el bolsillo. Mezclado con las monedas, las briznas de tabaco y los fósforos, se ensuciaba un poco; además, éramos tan felices que pensé que nunca habría de usarlo. Entonces compré un estuche seguro y allí lo guardé. Los días transcurrían venturosos, al abrigo de la desilusión y del tedio. Por la mañana nos despertábamos alegres, dichosos de estar juntos; cada jornada se abría como un vasto mundo desconocido, lleno de sorpresas a descubrir. Las cosas familiares dejaron de serlo, recobraron la perdida frescura, y otras, como los parques y los lagos, se volvieron acogedoras, maternales. Recorríamos las calles observando cosas que los demás no veían y los aromas, los colores, las luces, el tiempo y el espacio eran más intensos. Nuestra percepción se había agudizado, como bajo los efectos de una poderosa droga. Pero no estábamos ebrios, sino sutiles y serenos, dotados de una rara capacidad para armonizar con el mundo. Teníamos con nuestros sentidos una singular melodía que respetaba el orden del exterior, sin sujetarse a él.
Con la felicidad, olvidé el estuche, o lo perdí, inadvertidamente. No puedo saberlo. Ahora que la dicha terminó, no encuentro el punto final por ningún lado. Esto crea conflictos y rencores suplementarios. “¿ Dónde lo guardaste? – me pregunta ella, indignada -. ¿ Qué esperas para usarlo? No demores más, de lo contrario, todo lo anterior perderá belleza y sentido.” Busco en los armarios, en los abrigos, en los cajones, en el forro de los sillones, debajo de la mesa y de la cama. Pero el punto no está; tampoco el estuche. Mi búsqueda se ha vuelto tensa, obsesiva. Es posible que lo haya extraviado en alguno de nuestros momentos felices. No está en la sala, ni en el dormitorio, ni en la chimenea. ¿ El gato se lo habrá comido?.
Su ausencia aumenta nuestra desdicha de manera dolorosa. En tanto el punto no aparezca, estamos encadenados el uno al otro, y esos eslabones están hechos de rencor, apatía, vergüenza y odio. Debemos conformarnos con seguir así, desechando la posibilidad de una nueva vida. Nuestras noches son penosas, compartiendo la misma habitación, donde el resquemor tiene la estatura de una pared y asfixia, como un vapor malsano. Tiñe los muebles, los armarios, los libros dispersos por el suelo. Discutimos por cualquier cosa, aunque los dos sabemos que, en el fondo, se trata de la desaparición del punto, del cual ella me responsabiliza. Creo que a veces sospecha que en realidad lo tengo, escondido, para vengarme de ella. “ No debí confiar en ti – se reprocha -. Debí imaginar que me traicionarías.”
Era un estuche de plata, largo, de los que antiguamente se usaban para guardar rapé. Lo compré en un mercado de artículos viejos. Me pareció el lugar más adecuado para guardarlo. El punto estaba allí, redondo, minúsculo, bien acomodado. Pero pasaron tantos años. Es posible que se extraviara durante una mudanza, o quizás alguien lo robó, pensando que era valioso.
Luego de buscarlo en vano casi todo el día, me voy de casa, para no encontrar su mirada de reproche, su voz de odio. Toda nuestra felicidad anterior ha desaparecido, y sería inútil pensar que volverá. Pero tampoco podemos separarnos. Ese punto huidizo nos liga, nos ata, nos llena de rencor y de fastidio, va devorando uno a uno los días anteriores, los que fueron hermosos.
Sólo espero que en algún momento aparezca, por azar, extraviado en un bolsillo, confundido con los otros objetos. Entonces será un gordo, enlutado, sucio y polvoriento punto final, a destiempo, como el que colocan los escritores noveles. "
Cristina Peri Rossi
Qué lástima, los puntos finales... Abrir al azar un libro de cuentos y justo ir a dar con el más triste de todos...
Saturday, April 14, 2007
Sunday, April 08, 2007
"Existe una cosa muy misteriosa, pero muy cotidiana. Todo el mundo participa de ella, todo el mundo la conoce, pero muy pocos se paran a pensar en ella. Casi todos se limitan a tomarla como viene, sin hacer preguntas. Esta cosa es el tiempo.
Hay calendarios y relojes para medirlo, pero eso significa poco, porque todos sabemos que, a veces, una hora puede parecernos una eternidad, y otra, en cambio, pasa en un instante; depende de lo que hagamos durante esa hora.
Porque el tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón."
Hay calendarios y relojes para medirlo, pero eso significa poco, porque todos sabemos que, a veces, una hora puede parecernos una eternidad, y otra, en cambio, pasa en un instante; depende de lo que hagamos durante esa hora.
Porque el tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón."
Sunday, April 01, 2007
Avenue St Ouen, París, 21.28h
Las calles de Montmartre en este primer día de abril son la puerta de entrada de esta primavera. Sentadas en las escaleras del Sacre Coeur, al ritmo de canciones conocidas y con el último sol de la tarde hemos decidido que nos vamos a volver a arriesgar las veces que convenga. Y en un rincón del bar de Amélie, me he sentido feliz.
Besos desde París:****
Las calles de Montmartre en este primer día de abril son la puerta de entrada de esta primavera. Sentadas en las escaleras del Sacre Coeur, al ritmo de canciones conocidas y con el último sol de la tarde hemos decidido que nos vamos a volver a arriesgar las veces que convenga. Y en un rincón del bar de Amélie, me he sentido feliz.
Besos desde París:****
Saturday, March 31, 2007
"Qué tiene tu veneno
Que me quita la vida sólo con un beso
Y me lleva a la luna
Y me ofrece la droga que todo lo cura.
Dependencia bendita
Invisible cadena que me ata a la vida
Y en momentos oscuros
Palmadita en la espalda y ya estoy más seguro
Se me ponen si me besas
Rojitas las orejas
Pon carita de pena
Que ya sabes que haré todo lo que tu quieras
Ojos de la luna llena
Tu mirada es de fuego y mi cuerpo de cera
Tu eres mi verso, pluma, papel y sentimiento
La noche yo y tú la luna,
Tu la cerveza y yo la espuma
Se me ponen si me besas
Rojitas las orejas"
Que me quita la vida sólo con un beso
Y me lleva a la luna
Y me ofrece la droga que todo lo cura.
Dependencia bendita
Invisible cadena que me ata a la vida
Y en momentos oscuros
Palmadita en la espalda y ya estoy más seguro
Se me ponen si me besas
Rojitas las orejas
Pon carita de pena
Que ya sabes que haré todo lo que tu quieras
Ojos de la luna llena
Tu mirada es de fuego y mi cuerpo de cera
Tu eres mi verso, pluma, papel y sentimiento
La noche yo y tú la luna,
Tu la cerveza y yo la espuma
Se me ponen si me besas
Rojitas las orejas"
Thursday, March 29, 2007
Hoy me he escondido detrás de una puerta. Literalmente. No he encontrado un sitio mejor. Ha sido detrás de la puerta de los lavabos, porque era el único sitio donde creía poder pasar desapercibida. Un rato después el labavo estaba lleno de mujeres maravillosas que han conseguido arrancarme una sonrisa. Iban entrando una a una y descubrían mi escondite,también han descubierto a mi otro-yo, lo tenía bien guardado; pienso que no ha sido un error, porque en esos treinta minutos, en ese espacio de tiempo, he descubierto que ellas también tienen escondidos sus otros-yo, y hoy han salido a la luz uno tras otro.
Me he sentido otoño perpetuo frente a tu perenne primavera.
Me he sentido otoño perpetuo frente a tu perenne primavera.
Wednesday, March 28, 2007
Friday, March 23, 2007
Es soberanamente misterioso el mundo de las lágrimas...
"-Millones de años hace que las flores fabrican espinas, y otro tanto que los corderos se comen de todas formas las flores. ¿Acaso no es serio intentar entender por qué las flores insisten en fabricar sus espinas que no sirven nunca para nada? No crees que tenga importancia la guerra entre los corderos y las flores? ¿No tiene esto más importancia que las sumas y restas de un Señor gordo y rojo? ¿Y no es también importante que la flor que yo conozco sea única en el mundo, que sólo exista en mi planeta y que un corderito pueda hacerla desaparecer de golpe, en un instante una mañana y sin darse cuenta de lo que hace? ¿Esto, no es acaso importante?
Ya enrojecido agregó:
-Si se ama a una flor de la que no existe más que un ejemplar entre millones de estrellas, es motivo suficiente para que al mirar las estrellas sea feliz. Se dice para sí: "Mi flor está allí, en alguna parte..." Pero si el corderito comiera la flor, para él es como si de pronto y al mismo tiempo, todas las estrellas se apagaran. ¿Y esto, no es importante?
Bruscamente rompió en sollozos y nada más pudo decir. Ya era noche. Abandoné mis herramientas, de las que ya no importaban ni el martillo, ni el bulón, ni la sed, ni la muerte. En la Tierra, en mi planeta, en una estrella, había un principito que necesitaba ayuda. Lo tomé entre mis brazos y lo acuné. Le dije: "La flor que tú amas no corre ningún peligro... ¿sabes por qué? Dibujaré ya mismo un bozal para tu corderito. También dibujaré una armadura para tu flor... Di..." Ya no sabía que decir. Mis palabras resonaban torpes, estaba perdido... no sabía cómo llegar a él... ¡Es soberanamente misterioso el mundo de las lágrimas...!"
"-Millones de años hace que las flores fabrican espinas, y otro tanto que los corderos se comen de todas formas las flores. ¿Acaso no es serio intentar entender por qué las flores insisten en fabricar sus espinas que no sirven nunca para nada? No crees que tenga importancia la guerra entre los corderos y las flores? ¿No tiene esto más importancia que las sumas y restas de un Señor gordo y rojo? ¿Y no es también importante que la flor que yo conozco sea única en el mundo, que sólo exista en mi planeta y que un corderito pueda hacerla desaparecer de golpe, en un instante una mañana y sin darse cuenta de lo que hace? ¿Esto, no es acaso importante?
Ya enrojecido agregó:
-Si se ama a una flor de la que no existe más que un ejemplar entre millones de estrellas, es motivo suficiente para que al mirar las estrellas sea feliz. Se dice para sí: "Mi flor está allí, en alguna parte..." Pero si el corderito comiera la flor, para él es como si de pronto y al mismo tiempo, todas las estrellas se apagaran. ¿Y esto, no es importante?
Bruscamente rompió en sollozos y nada más pudo decir. Ya era noche. Abandoné mis herramientas, de las que ya no importaban ni el martillo, ni el bulón, ni la sed, ni la muerte. En la Tierra, en mi planeta, en una estrella, había un principito que necesitaba ayuda. Lo tomé entre mis brazos y lo acuné. Le dije: "La flor que tú amas no corre ningún peligro... ¿sabes por qué? Dibujaré ya mismo un bozal para tu corderito. También dibujaré una armadura para tu flor... Di..." Ya no sabía que decir. Mis palabras resonaban torpes, estaba perdido... no sabía cómo llegar a él... ¡Es soberanamente misterioso el mundo de las lágrimas...!"
Thursday, March 22, 2007
BALADA DEL MAL GENIO
"Hay días en que siento una desgana
de mí, de ti, de todo lo que insiste en creerse
y me hallo solidariamente cretino
apto para que en mí vacilen los rencores
y nada me parezca un aceptable augurio.
Días en que abro el diario con el corazón en la boca
como si aguardara de veras que mi nombre
fuera a aparecer en los avisos fúnebres
seguido de la nómina de parientes y amigos
y de todo indócil personal a mis órdenes.
Hay días que ni siquiera son oscuros
días en que pierdo el rastro de mi pena
y resuelvo las palabras cruzadas
con una rabia hecha para otra ocasión
digamos, por ejemplo, para noches de insomnio.
Días en que uno sabe que hace mucho era bueno
bah tal vez no hace tanto que salía la luna
limpia como después de jabón perfumado
y aquello si era auténtica melancolía
y no este malsano, dulce aburrimiento.
Bueno, esta balada sólo es para avisarte
que en esos pocos días no me tomes en cuenta."
"Hay días en que siento una desgana
de mí, de ti, de todo lo que insiste en creerse
y me hallo solidariamente cretino
apto para que en mí vacilen los rencores
y nada me parezca un aceptable augurio.
Días en que abro el diario con el corazón en la boca
como si aguardara de veras que mi nombre
fuera a aparecer en los avisos fúnebres
seguido de la nómina de parientes y amigos
y de todo indócil personal a mis órdenes.
Hay días que ni siquiera son oscuros
días en que pierdo el rastro de mi pena
y resuelvo las palabras cruzadas
con una rabia hecha para otra ocasión
digamos, por ejemplo, para noches de insomnio.
Días en que uno sabe que hace mucho era bueno
bah tal vez no hace tanto que salía la luna
limpia como después de jabón perfumado
y aquello si era auténtica melancolía
y no este malsano, dulce aburrimiento.
Bueno, esta balada sólo es para avisarte
que en esos pocos días no me tomes en cuenta."
Wednesday, March 21, 2007
Me gusta ir al trabajo a pie, y me gusta regresar a casa a pie. Pero hay días, como hoy, en los que decido esperar al bus. La parada está justo delante de mi instituto. Siempre conozco a alguien mientras espero al bus número 10, que siempre llega con retraso (sólo pasa puntual cuando soy yo la que sale con retraso y necesito llegar pronto a casa por algún motivo). Hoy he conocido a Alina, una diminuta niña rusa. Alina se ha sentado a mi lado a esperar el bus. Alina me ha mirado. Alina tiene los ojos más increíbles del mundo. Uno gris y otro verde. Alina me ha preguntado: ¿eres profesora? con una espontaneidad y una alegría contagiosa tan contagiosa que he pensado: ojalá me encontrara a una Alina cada día en mi camino. Cuando he respondido afirmativamente a su pregunta me ha sonreído y entonces me ha preguntado: ¿Te gusta ser profesora? Los niños no son como los adultos, que a veces preguntamos por preguntar, los niños como Alina preguntan sin ningún tipo de pudor sólo aquello que en ese momento les interesa. Los adultos, en cambio, perdemos mucho tiempo con preguntas absurdas cuando en realidad ocultamos las preguntas de verdad.
Gracias, Alina.
Gracias, Alina.
Monday, March 19, 2007
Wednesday, March 14, 2007
La Comunicación
"Entre lo que pienso,
Lo que quiero decir,
Lo que creo decir,
Lo que digo,
Lo que quieres oír,
Lo que crees oír,
Lo que oyes,
Lo que quieres entender,
Lo que crees entender,
Lo que entiendes,
Hay diez posibilidades de que tengamos dificultades para comunicarnos,
Pero aun así intentémoslo…"
Bernard Werber , L’encyclopédie du savoir relatif et absolu.
"Entre lo que pienso,
Lo que quiero decir,
Lo que creo decir,
Lo que digo,
Lo que quieres oír,
Lo que crees oír,
Lo que oyes,
Lo que quieres entender,
Lo que crees entender,
Lo que entiendes,
Hay diez posibilidades de que tengamos dificultades para comunicarnos,
Pero aun así intentémoslo…"
Bernard Werber , L’encyclopédie du savoir relatif et absolu.
Friday, March 02, 2007
Carmelo, un niño sin sombra
Carmelo nació sin sombra. El médico se dio cuenta al instante. Se lo dijo a su padre, pero su padre no lo comprendió. Todos en su familia habían tenido sombra hasta entonces, era la primera vez que sucedía algo semejante. Miró acusador a su mujer, que no supo qué decir. A quién habrá salido, sin sombra, se preguntaba su padre desolado.
Los mejores médicos de la ciudad estudiaron su caso, pero poco pudieron hacer. Los padres de Carmelo reunieron el dinero para llevarle a otro país, donde un doctor experto en la materia había resuelto casos similares. Ha habido experiencias, les explicó, de trasplantes de sombra que se han realizado con éxito. Habrá que encontrar una que se adapte al tamaño de su hijo, a su altura, a su perfil... Pero Carmelo rechazó todas las sombras. El de su hijo es un caso particularmente agudo, les dijo el doctor mientras les cobraba la factura.
Carmelo creció sin sombra. Sus compañeros de escuela pronto se dieron cuenta y se reían de él. "¿Por qué yo no tengo sombra?", le preguntaba Carmelo llorando cada noche a su mamá. Porque tu corazón es tan grande y tu alma tan sencilla, le decía ella, que se puede ver a través tuyo. Carmelo se convirtió en un joven huraño, huidizo. Sólo salía a la calle los días nublados, cuando las nubes robaban las sombras a todos y hacían de él uno más.
Un maravilloso día sin sol, en un parque cercano, Carmelo conoció a Tulipán, tan llena de adolescencia, tan dulce, hermosa como una nube. Juntos hablaron y se rieron, buscaron complicidades y hallaron acuerdos, cambiaron miradas, latidos, secretos, hicieron un pacto sin ellos saberlo. Quedaron en verse otro día, en la esquina de Alameda con Hidalgo, junto a una farola y un puesto de flores, que atiende una anciana encorvada.
Carmelo aguardaba, sufría en silencio. Los días se sucedían soleados y en la radio decían que lo seguirían siendo durante mucho tiempo. La noche anterior a la cita Carmelo no pudo dormir. Rezó para que amaneciera nublado, pero no fue así. Aquel fue el día más radiante y despejado de cuantos se recuerdan en la ciudad. El cielo vistió esa mañana su mejor traje azul y Carmelo acudió a la cita, sin sombra y con miedo. A punto estuvo de pintarla en el suelo, pero desistió. Las horas, a su paso, habrían hecho girar las otras sombras dejando la suya en postiza evidencia. Y el miedo venció al amor. Carmelo prefirió conservar intacto el recuerdo de su maravilloso y nublado encuentro, la otra tarde, en el parque. Antes de que llegara Tulipán, Carmelo, borracho de pena, se fue para siempre.
Si hubiera estado allí cuando la chica apareció en la esquina, atribulada con retraso, Carmelo habría pensado que estaba aún más hermosa que la otra vez. Si hubiera estado allí, habría descubierto que Tulipán era, como él, una chica sin sombra, y que juntos, tal vez, podían haber vivido una vida maravillosa, de nublado porvenir, en algún país al norte, donde el sol, respetuoso con su amor, se lo pensara seis veces antes de salir.
Fernando León de Aranoa
Carmelo nació sin sombra. El médico se dio cuenta al instante. Se lo dijo a su padre, pero su padre no lo comprendió. Todos en su familia habían tenido sombra hasta entonces, era la primera vez que sucedía algo semejante. Miró acusador a su mujer, que no supo qué decir. A quién habrá salido, sin sombra, se preguntaba su padre desolado.
Los mejores médicos de la ciudad estudiaron su caso, pero poco pudieron hacer. Los padres de Carmelo reunieron el dinero para llevarle a otro país, donde un doctor experto en la materia había resuelto casos similares. Ha habido experiencias, les explicó, de trasplantes de sombra que se han realizado con éxito. Habrá que encontrar una que se adapte al tamaño de su hijo, a su altura, a su perfil... Pero Carmelo rechazó todas las sombras. El de su hijo es un caso particularmente agudo, les dijo el doctor mientras les cobraba la factura.
Carmelo creció sin sombra. Sus compañeros de escuela pronto se dieron cuenta y se reían de él. "¿Por qué yo no tengo sombra?", le preguntaba Carmelo llorando cada noche a su mamá. Porque tu corazón es tan grande y tu alma tan sencilla, le decía ella, que se puede ver a través tuyo. Carmelo se convirtió en un joven huraño, huidizo. Sólo salía a la calle los días nublados, cuando las nubes robaban las sombras a todos y hacían de él uno más.
Un maravilloso día sin sol, en un parque cercano, Carmelo conoció a Tulipán, tan llena de adolescencia, tan dulce, hermosa como una nube. Juntos hablaron y se rieron, buscaron complicidades y hallaron acuerdos, cambiaron miradas, latidos, secretos, hicieron un pacto sin ellos saberlo. Quedaron en verse otro día, en la esquina de Alameda con Hidalgo, junto a una farola y un puesto de flores, que atiende una anciana encorvada.
Carmelo aguardaba, sufría en silencio. Los días se sucedían soleados y en la radio decían que lo seguirían siendo durante mucho tiempo. La noche anterior a la cita Carmelo no pudo dormir. Rezó para que amaneciera nublado, pero no fue así. Aquel fue el día más radiante y despejado de cuantos se recuerdan en la ciudad. El cielo vistió esa mañana su mejor traje azul y Carmelo acudió a la cita, sin sombra y con miedo. A punto estuvo de pintarla en el suelo, pero desistió. Las horas, a su paso, habrían hecho girar las otras sombras dejando la suya en postiza evidencia. Y el miedo venció al amor. Carmelo prefirió conservar intacto el recuerdo de su maravilloso y nublado encuentro, la otra tarde, en el parque. Antes de que llegara Tulipán, Carmelo, borracho de pena, se fue para siempre.
Si hubiera estado allí cuando la chica apareció en la esquina, atribulada con retraso, Carmelo habría pensado que estaba aún más hermosa que la otra vez. Si hubiera estado allí, habría descubierto que Tulipán era, como él, una chica sin sombra, y que juntos, tal vez, podían haber vivido una vida maravillosa, de nublado porvenir, en algún país al norte, donde el sol, respetuoso con su amor, se lo pensara seis veces antes de salir.
Fernando León de Aranoa
Monday, February 19, 2007
Saturday, January 27, 2007
Las palabras fueron avispas y las calles como dunas cuando aún te espero llegar(de un momento a otro) En un ataúd guardo tu tacto y una corona con tu pelo enmarañado queriendo encontrar un arcoiris infinito. Mis manos que aún son de hueso y tu vientre sabe a pan la catedral que es tu cuerpo lo será del enemigo. Eras verano y mil tormentas y yo el león que sonríe a las paredes que he vuelto a pintar del mismo color. No sé distinguir entre besos y raíces no sé distinguir lo complicado de lo simple.Y ahora estás en mi lista de promesas a olvidar todo arde si le aplicas la chispa adecuada. Escribe con carbón en mi pensamiento que cruzamos océanos de tiempo dibujando los garabatos de mis fantasías poco es tanto cuando poco necesitas.El fuego que era a veces propio la ceniza siempre ajena blanca esperma resbalando por la espina dorsal.Ya somos más viejos y sinceros y que más da si miramos la laguna como llaman a la eternidad de la ausencia. No sé distinguir entre besos y raíces no sé distinguir lo complicado de lo simple.Y ahora estás en mi lista de promesas a olvidar todo arde si le aplicas la chispa adecuada. No sé distinguir entre besos y raíces no sé distinguir lo complicado de lo simple. Y ahora estás en mi lista de promesas a olvidar todo arde si le aplicas la chispa adecuada...
Héroes del Silencio
Héroes del Silencio
Thursday, January 25, 2007
Monday, January 22, 2007
Del Bosque De Tu Alegría
Porque de ti volví a aprender el nombre de las cosas. Porque de ti volví a aprender lo necesario.Pan, casa, destino, camino. De ti volví a aprender. Del bosque de tu alegría. De manos de tu sereno misterio.Quedaba mucho por hacer: arreglar la huerta, hablar con los perros, pasear por las orillas del otoño. Quedaba mucho por hacer. Quedaba mucho.Porque de ti volví a aprender lo necesario. A prescindir de lo inútil, que nada es precario. Del brillo de tus ojos a disfrutar el tiempo lento. Y cuatro cosas útiles de tu gesto cierto.Y muchas cosas más de ti aprendí.Y quedaba mucho por hacer.A tirar el lastre, de eso que es la existencia. Del tráfico, del peso de los lunes. Gris, cielo, hoguera, camino.De películas malas. A robarle el tiempo al minutero, que los relojes matan el tiempo.Quedaba mucho por hacer: recoger los sueños en las noches frías como cuando no hay peces recojo las redes vacías. Quedaba mucho por hacer. Quedaba mucho. Aprendí a sumar lo lógico y lo incierto. A poner la mesa. Aprendí a tolerar la presencia necesaria de las arañas. Aprendí a soportar sólo lo soportable. Y quedaba mucho por hacer, rechazar el tedio, luchar contra él. Y quedaba mucho por hacer. Limpiar de malas hierbas el prado, arrancar las rejas y cercados. Hacer montones: perros con gatos. Hacer montones: soles y estrellas. Borrar las señales de vuelo para que los pájaros sean dueños del cielo. Y quedaba mucho por hacer... Y quedaba mucho por hacer... Y quedaba mucho por hacer... Y quedaba mucho por hacer...
Porque de ti volví a aprender el nombre de las cosas. Porque de ti volví a aprender lo necesario.Pan, casa, destino, camino. De ti volví a aprender. Del bosque de tu alegría. De manos de tu sereno misterio.Quedaba mucho por hacer: arreglar la huerta, hablar con los perros, pasear por las orillas del otoño. Quedaba mucho por hacer. Quedaba mucho.Porque de ti volví a aprender lo necesario. A prescindir de lo inútil, que nada es precario. Del brillo de tus ojos a disfrutar el tiempo lento. Y cuatro cosas útiles de tu gesto cierto.Y muchas cosas más de ti aprendí.Y quedaba mucho por hacer.A tirar el lastre, de eso que es la existencia. Del tráfico, del peso de los lunes. Gris, cielo, hoguera, camino.De películas malas. A robarle el tiempo al minutero, que los relojes matan el tiempo.Quedaba mucho por hacer: recoger los sueños en las noches frías como cuando no hay peces recojo las redes vacías. Quedaba mucho por hacer. Quedaba mucho. Aprendí a sumar lo lógico y lo incierto. A poner la mesa. Aprendí a tolerar la presencia necesaria de las arañas. Aprendí a soportar sólo lo soportable. Y quedaba mucho por hacer, rechazar el tedio, luchar contra él. Y quedaba mucho por hacer. Limpiar de malas hierbas el prado, arrancar las rejas y cercados. Hacer montones: perros con gatos. Hacer montones: soles y estrellas. Borrar las señales de vuelo para que los pájaros sean dueños del cielo. Y quedaba mucho por hacer... Y quedaba mucho por hacer... Y quedaba mucho por hacer... Y quedaba mucho por hacer...
Sunday, January 21, 2007
NIREKIN
Emoixtaxux muxutxuek
maitie
hartuixu guruxun
guztixe
eroaixu bixotz
tristie
zure bixotzarekin.
Emostazu porrutxue
sorgiñe
ahetetxu baten
berdiñe
begitxu gorrixen
samiñe
sendatuixu nirekin.
Oinak hotz gabien, berbak irratixen
bero pixka bat gure neuke
berbaixu bajutxu, eskue elduixu
ez utzi laztanik eiteke.
Gero esnatzien lagaixu etzien
zure marrubi usaintxue
ta ez eixu pentsa ez dela erreza
gauza politxek pentsatzie.
Emoixtaxux muxutxuek
maitie
hartuixu guruxun
guztixe
eroaixu bixotz
tristie
zure bixotzarekin.
Emostazu porrutxue
sorgiñe
ahetetxu baten
berdiñe
begitxu gorrixen
samiñe
sendatuixu nirekin.
Oinak hotz gabien, berbak irratixen
bero pixka bat gure neuke
berbaixu bajutxu, eskue elduixu
ez utzi laztanik eiteke.
Gero esnatzien lagaixu etzien
zure marrubi usaintxue
ta ez eixu pentsa ez dela erreza
gauza politxek pentsatzie.
Wednesday, January 17, 2007
- Tal vez el secreto- añadió don Mateo- esté en quedarse con poco:lograrlo todo no da la felicidad, porque al tener acompaña siempre el temor de perderlo, que proporciona un desasosiego semejante al de no poseer nada. Debemos vigilar nuestras conquistas terrenas tanto como a nosotros mismos. Son, casi siempre, la causa de la infelicidad de los hombres. (...)
-No es lo mismo perder que no llegar. Si os dan a elegir, quedaos con lo último. El hombre acostumbrado a dos con tres será feliz. Si desciende a uno, apenas percibirá la diferencia. El habituado a diez si baja a tres difícilmente sabrá acomodarse a esta férrea limitación; si llega a veinte no por ello se incrementará su dicha, porque hay una raya en que, rebasada, las conquistas no proporcionan utilidad.(...)
La felicidad o la desdicha era una simple cuestión de elasticidad de nuestra facultad de desasimiento. La vida transcurría en un equilibrio constante entre el toma y el deja. Y lo difícil no era tomar, sino dejar, desasirnos de las cosas que merecen nuestro aprecio. Aquí estribaban las posibilidades de felicidad de cada humano: en que su facultad de desasimiento fuese más o menos elástica, en que el hombre estuviese más o menos aferrado a las cosas materiales. Por ello tal vez el secreto básico estuviese contenido en el hecho de no tomar nunca para no tener que dejar nada."
La sombra del ciprés es alargada
¿Cómo estás tú? ¿DEL 1 al 10? ¿Crees que es mejor no tener para no perder, o piensas que a pesar de todo vale la pena haber tenido?
Te quiero.
-No es lo mismo perder que no llegar. Si os dan a elegir, quedaos con lo último. El hombre acostumbrado a dos con tres será feliz. Si desciende a uno, apenas percibirá la diferencia. El habituado a diez si baja a tres difícilmente sabrá acomodarse a esta férrea limitación; si llega a veinte no por ello se incrementará su dicha, porque hay una raya en que, rebasada, las conquistas no proporcionan utilidad.(...)
La felicidad o la desdicha era una simple cuestión de elasticidad de nuestra facultad de desasimiento. La vida transcurría en un equilibrio constante entre el toma y el deja. Y lo difícil no era tomar, sino dejar, desasirnos de las cosas que merecen nuestro aprecio. Aquí estribaban las posibilidades de felicidad de cada humano: en que su facultad de desasimiento fuese más o menos elástica, en que el hombre estuviese más o menos aferrado a las cosas materiales. Por ello tal vez el secreto básico estuviese contenido en el hecho de no tomar nunca para no tener que dejar nada."
La sombra del ciprés es alargada
¿Cómo estás tú? ¿DEL 1 al 10? ¿Crees que es mejor no tener para no perder, o piensas que a pesar de todo vale la pena haber tenido?
Te quiero.
Monday, January 15, 2007
"Por si el tiempo me arrastra a playas desiertas,
hoy cierro yo el libro de las horas muertas.
Hago pájaros de barro.
Hago pájaros de barro y los hecho a volar.
Por si el tiempo me arrastra a playas desiertas,
hoy rechazo la bajeza del abandono y la pena.
Ni una página en blanco más.
Siento el asombro de un transeúnte solitario.
En los mapas me pierdo.
Por sus hojas navego.
Ahora sopla el viento, cuando el mar quedó lejos hace tiempo.
Ya no subo la cuesta que me lleva a tu casa.
Ya no duerme mi perro junto a tu candela.
En los vértices del tiempo anidan los sentimientos.
Hoy son pájaros de barro que quieren volar.
En los valles me pierdo, en las carreteras duermo.
Ahora sopla el viento.
Cuando el mar quedó lejos hace tiempo.
Cuando no tengo barca, remos ni guitarra.
Cuando ya no canta el ruiseñor de la mañana.
Ahora sopla el viento.
Cuando el mar quedó lejos hace tiempo.
En los valles me pierdo,
en las carreteras duermo."
hoy cierro yo el libro de las horas muertas.
Hago pájaros de barro.
Hago pájaros de barro y los hecho a volar.
Por si el tiempo me arrastra a playas desiertas,
hoy rechazo la bajeza del abandono y la pena.
Ni una página en blanco más.
Siento el asombro de un transeúnte solitario.
En los mapas me pierdo.
Por sus hojas navego.
Ahora sopla el viento, cuando el mar quedó lejos hace tiempo.
Ya no subo la cuesta que me lleva a tu casa.
Ya no duerme mi perro junto a tu candela.
En los vértices del tiempo anidan los sentimientos.
Hoy son pájaros de barro que quieren volar.
En los valles me pierdo, en las carreteras duermo.
Ahora sopla el viento.
Cuando el mar quedó lejos hace tiempo.
Cuando no tengo barca, remos ni guitarra.
Cuando ya no canta el ruiseñor de la mañana.
Ahora sopla el viento.
Cuando el mar quedó lejos hace tiempo.
En los valles me pierdo,
en las carreteras duermo."
What if there was no lie
Nothing wrong, nothing right
What if there was no time
And no reason, or rhyme
What if you should decide
That you don´t want me there by your side
That you don´t want me there in your life
What if I got it wrong
And no poet or song
Could put right what I got wrong
Or make you feel I belong
What if you should decide
That you don´t want me there by your side
That you don´t want me there in you life
Ooh ooh-ooh, that´s right
Let´s take a breath, try to hold it inside
Ooh ooh-ooh, that´s right
How can you know it, if you don´t even try
Ooh ooh-ooh, that´s right
Every step that you take
Could be your biggest mistake
It could bend or it could break
That´s the risk that you take
What if you should decide
That you don´t want me there in your life
That you don´t want me there by your side
Ooh ooh-ooh, that´s right
Let´s take a breath, try to hold it inside
Ooh ooh-ooh, that´s right
How can you know when you don´t even try
Ooh ooh-ooh, that´s right.
Nothing wrong, nothing right
What if there was no time
And no reason, or rhyme
What if you should decide
That you don´t want me there by your side
That you don´t want me there in your life
What if I got it wrong
And no poet or song
Could put right what I got wrong
Or make you feel I belong
What if you should decide
That you don´t want me there by your side
That you don´t want me there in you life
Ooh ooh-ooh, that´s right
Let´s take a breath, try to hold it inside
Ooh ooh-ooh, that´s right
How can you know it, if you don´t even try
Ooh ooh-ooh, that´s right
Every step that you take
Could be your biggest mistake
It could bend or it could break
That´s the risk that you take
What if you should decide
That you don´t want me there in your life
That you don´t want me there by your side
Ooh ooh-ooh, that´s right
Let´s take a breath, try to hold it inside
Ooh ooh-ooh, that´s right
How can you know when you don´t even try
Ooh ooh-ooh, that´s right.
Thursday, January 11, 2007
Donde habite el olvido II
Jardines de otoño y un laberinto en medio del cual el rumor de una fuente de claustro olvidado dota al paisaje de mayor melancolía, si cabe.
Hace lustros lucía igual de triste este rincón del que os hablo. En vano, siempre en vano, trato de retenerme, sin mis raíces es muy difícil permanecer bien amarrado a ningún lugar. Pero las he perdido y ando desconcertada construyéndome unas que me sostengan para así dejar de ser tan volátil y empezar a ser menos lago y más montaña, menos pluma y más abeto, menos nube y más cueva de piedra blanca.
Mi lucha es silente, como la lluvia imaginaria que te moja el cuerpo ahora. Mi arcoiris herido se lame las heridas con espuma de estrellas, no tiene ojos pero llora, no tiene voz pero alcanzo a entender su mensaje.
Me ha golpeado, sin querer, a traición, tu aroma , bueno una vil imitación del eco de tu aroma y he corrido a refugiarme a estos jardines de otoño, metida en el laberinto estoy a punto de llegar hasta la fuente, observaré ahí mi reflejo tan necesitado de tu espejo, lanzaré piedrecitas y empezaré a sacarme del bolsillo granitos de arena, a los que bautizaré con nombres irreverentes que me recuerden a ti. Cuando llegue la noche miraré a la luna, aunque sé que nubes negras la esconden mis ojos transparentes y curados pueden contemplarla y hasta dotarla de alas.
Mi cabecita a punto de explotar envía un último mensaje a ese otro órgano vital que también va a explotar pero de distinto modo. Dos explosiones simultáneas. Si al amanecer escucháis ruido cantad fuerte una canción bonita, por favor.
Jardines de otoño y un laberinto en medio del cual el rumor de una fuente de claustro olvidado dota al paisaje de mayor melancolía, si cabe.
Hace lustros lucía igual de triste este rincón del que os hablo. En vano, siempre en vano, trato de retenerme, sin mis raíces es muy difícil permanecer bien amarrado a ningún lugar. Pero las he perdido y ando desconcertada construyéndome unas que me sostengan para así dejar de ser tan volátil y empezar a ser menos lago y más montaña, menos pluma y más abeto, menos nube y más cueva de piedra blanca.
Mi lucha es silente, como la lluvia imaginaria que te moja el cuerpo ahora. Mi arcoiris herido se lame las heridas con espuma de estrellas, no tiene ojos pero llora, no tiene voz pero alcanzo a entender su mensaje.
Me ha golpeado, sin querer, a traición, tu aroma , bueno una vil imitación del eco de tu aroma y he corrido a refugiarme a estos jardines de otoño, metida en el laberinto estoy a punto de llegar hasta la fuente, observaré ahí mi reflejo tan necesitado de tu espejo, lanzaré piedrecitas y empezaré a sacarme del bolsillo granitos de arena, a los que bautizaré con nombres irreverentes que me recuerden a ti. Cuando llegue la noche miraré a la luna, aunque sé que nubes negras la esconden mis ojos transparentes y curados pueden contemplarla y hasta dotarla de alas.
Mi cabecita a punto de explotar envía un último mensaje a ese otro órgano vital que también va a explotar pero de distinto modo. Dos explosiones simultáneas. Si al amanecer escucháis ruido cantad fuerte una canción bonita, por favor.
DONDE HABITE EL OLVIDO
"Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido."
Luis Cernuda
"Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido."
Luis Cernuda
Tuesday, January 02, 2007
TODOS LOS NOMBRES
"Conoces el nombre que te dieron,
no conoces el nombre que tienes."
Nos llamamos uno al otro con tantos nombres... nombres-infantiles,nombres-animales, nombres-inventados, todos símbolo de... nos reímos de ellos y con ellos, a todo le damos un toque de fantasía, te gusta saltarte la norma, apareces y desapareces, me derrites y me modelas pero siempre mantiendes intacto mi espíritu, en tu iceberg late el fuego , andas descalzo entre clavos punzantes, ejerces la fuerza del imán, me cantas cada noche al oído, te oscureces y te iluminas, pero nunca te apagas, te inundas por dentro y tus gritos suelen ser silenciosos, pero yo te escucho, siempre te escucho.
Me gusta ser tu pájaro, tu ratón, tu gargamel, tu gnomo, tu mariposa traicionera... inviertes el orden de la realidad y lo imposible se hace posible, por eso siento la rotunda necesidad de volar hacia ti, de reunirme contigo a cualquier hora y en cualquier lugar.
Te quiero, mi fueguito.
"Conoces el nombre que te dieron,
no conoces el nombre que tienes."
Nos llamamos uno al otro con tantos nombres... nombres-infantiles,nombres-animales, nombres-inventados, todos símbolo de... nos reímos de ellos y con ellos, a todo le damos un toque de fantasía, te gusta saltarte la norma, apareces y desapareces, me derrites y me modelas pero siempre mantiendes intacto mi espíritu, en tu iceberg late el fuego , andas descalzo entre clavos punzantes, ejerces la fuerza del imán, me cantas cada noche al oído, te oscureces y te iluminas, pero nunca te apagas, te inundas por dentro y tus gritos suelen ser silenciosos, pero yo te escucho, siempre te escucho.
Me gusta ser tu pájaro, tu ratón, tu gargamel, tu gnomo, tu mariposa traicionera... inviertes el orden de la realidad y lo imposible se hace posible, por eso siento la rotunda necesidad de volar hacia ti, de reunirme contigo a cualquier hora y en cualquier lugar.
Te quiero, mi fueguito.
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