- Tal vez el secreto- añadió don Mateo- esté en quedarse con poco:lograrlo todo no da la felicidad, porque al tener acompaña siempre el temor de perderlo, que proporciona un desasosiego semejante al de no poseer nada. Debemos vigilar nuestras conquistas terrenas tanto como a nosotros mismos. Son, casi siempre, la causa de la infelicidad de los hombres. (...)
-No es lo mismo perder que no llegar. Si os dan a elegir, quedaos con lo último. El hombre acostumbrado a dos con tres será feliz. Si desciende a uno, apenas percibirá la diferencia. El habituado a diez si baja a tres difícilmente sabrá acomodarse a esta férrea limitación; si llega a veinte no por ello se incrementará su dicha, porque hay una raya en que, rebasada, las conquistas no proporcionan utilidad.(...)
La felicidad o la desdicha era una simple cuestión de elasticidad de nuestra facultad de desasimiento. La vida transcurría en un equilibrio constante entre el toma y el deja. Y lo difícil no era tomar, sino dejar, desasirnos de las cosas que merecen nuestro aprecio. Aquí estribaban las posibilidades de felicidad de cada humano: en que su facultad de desasimiento fuese más o menos elástica, en que el hombre estuviese más o menos aferrado a las cosas materiales. Por ello tal vez el secreto básico estuviese contenido en el hecho de no tomar nunca para no tener que dejar nada."
La sombra del ciprés es alargada
¿Cómo estás tú? ¿DEL 1 al 10? ¿Crees que es mejor no tener para no perder, o piensas que a pesar de todo vale la pena haber tenido?
Te quiero.
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