Del capítulo 93...
"...nos mirábamos y yo creo que ya empezábamos a desearnos (...) y sobrevino un diálogo absolutamente recubierto de malentendidos, de desajustes que se resolvían en vagos silencios, hasta que las manos empezaron a tallar, era dulce acariciarse las manos mirándose y sonriendo,(...) nos frotábamos con los ojos, estábamos tan de acuerdo en todo que era una vergüenza, París danzaba afuera esperándonos, apenas habíamos desembarcado, apenas vivíamos, todo estaba ahí sin nombre y sin histora (...). Al despedirnos éramos como dos chiquillos que se han hecho estrepitosamente amigos en una fiesta de cumpleaños y se siguen mirando mientras los padres los tiran de la mano y los arrastran, y es un dolor dulce y una esperanza..."
Y de otro capítulo, sobre los encuentros y desencuentros...
"La técnica consistía en citarse vagamente en un barrio a cierta hora. Les gustaba desafiar el peligro de no encontrarse, de pasar el día solos, enfurruñados en un café o en un banco de plaza, leyendo-un-libro-más. (...)
Los encuentros eran a veces tan increíbles que Oliveira se planteaba una vez más el problema de las probabilidades y le daba vuelta por todos lados, desconfiadamente. No podía ser que la Maga decidiera doblar esa esquina de la rue de Vaugirard exactamente en el momento en que él, cinco cuadras más abajo, renunciaba a subir por la rue de Buci y se orientaba hacia la rue Monsieur le Prince sin razón alguna, dejándose llevar hasta distinguirla de golpe, parada delante de una vidriera (...). Sentados en un café reconstruían minuciosamente los itinerarios, los bruscos cambios, procurando explicarlos telepáticamente, fracasando siempre, y sin embargo se habían encontrado en pleno laberinto de calles, casi siempre acababan por encontrarse y se reían como locos, seguros de un poder que los enriquecía. A Oliveira lo fascinaban los sinrazones de la Maga, su tranquilo desprecio por los cálculos más elementales. (...) Así andaban, atrayéndose y rechazándose como hace falta si no se quiere que el amor termine en cromo o en romanza sin palabras. Pero el amor, esa palabra..."
Y yo también me planteo el problema de las probabilidades y le doy vueltas por todos lados desconfiadamente y tampoco encuentro respuestas lógicas para este gran, desconcertante y maravilloso encuentro, hay dos caminos paralelos entre sí, que no podían llegar a coincidir en un mismo punto jamás pero no sé cómo ni por qué hemos logrado por primera vez en la historia q dos rectas paralelas se encuentren en un mismo punto.
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1 comment:
em llegeixo les teves histórietes, m'encanten :)
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